jueves, 11 de enero de 2018

El devenir patriarcal de la diada sexo-genérica.

Una de las mayores preocupaciones del feminismo a nivel teórico y práctico, es la condición de opresión sistemática e histórica que han sufrido las mujeres por ser consideradas como el segundo género, lo otro, ya que todo en la sociedad se estructura desde el enfoque masculino, relegando a la mujer a una condición de segunda, de objeto, de fenómeno extraordinario.
Sin embargo existen corrientes feministas tales como el feminismo de la diferencia, feminismo de la igualdad, eco-feminismo, feminismo radical y feminismo marxista que plantean el estudio del género en las sociedades desde el vínculo entre el cuerpo y la política, en los que el sexo constituye concepto significo determinantes de contextos y realidades sociales, esto que el sexo mas que una condición biológica , es un elemento semiótico en los procesos de significación socio-cultural, conformándose de manera cultural un sistema diádico sexo-género.
El sistema sexo-género ha normado la organicista y estructura de las sociedades sin embargo ese paradigma normalizador ha sido abordado y debatido por Haraway(1995), Preciado(2008) y Butler (2010a, 2010b) aportando una fuerte crítica al sistema sexo-género considerándolo como falaz y debatible fundado en criterios dualistas y arcaicos, fundado en profundas ideas arraigadas que resultan ser androcentristas, en lo que lo positivo, lo correcto, lo real es lo que atañe a lo masculino, mientras que lo femenino simboliza lo negativo y lo de menor valor.
El criterio dicotómico  que separa las cosas en dos categorías opuestas no solo se encuentra en lo relativo al sistema sexo-género sino también en la ciencia, la religión, el arte, el conocimiento y en general toda experiencia humana haciéndose juicios categóricos que parten y conducen  a significados extremistas que crean una visión del mundo basada en contrastes que no dejan lugar a ningún matiz.
Ya que la realidad psiquica se construye a partir del lenguaje la categoría de género es inventada y homologada a la categoría de sexo para operar al servicio del patriarcado (instituciones, sociedad, etc) como verdad, generando un control de la vida en una red social  a través de diferentes mecanismos de normalización, sostenidos todo ellos por la afirmación del dimorfismo sexual.(Lamas, 1994).
Entonces es pertinente  partir de la crítica feminista a las estructuras patriarcales del biopoder (Foucault, 2011b) para deconstruir el paradigma sexual y de género binario, dualista o dicotómico que rige el pensamiento occidental y que se manifiesta en todos los ámbitos de las sociedades occidentalizadas, para a partir de esa deconstrucción comprender y asimilar que existen matices de un amplio espectro de posibilidades reales que no forman parte de los polos masculino-femenina, positivo-negativo, racional-animal, real-incorrecto etc; tanto en la conceptualización de términos relativos a todos los ámbitos de la sociedad, como en lo que nos atañe particularmente en éste caso denominado sistema sexo-género.

Fuentes:
 Haraway, D. (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza.
Madrid: Cátedra.

Preciado, B. (2008). Testo Yonqui. España: Espasa.

Butler, J. (2010a). Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del
sexo. Argentina: Paidós Entornos.
________(2010b). Deshacer el género. España: Paidós Estudio 167.

Lamas, M. (1994) Cuerpo: Diferencia Sexual y de género. En Debate Feminista. Cuerpo y
Política. Vol. 10(5). pp. 3-31. México.

Foucault, M. (2011b). La voluntad de saber. Historia de la Sexualidad. Vol.1. México:
Siglo XXI.



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